En base a los contenidos vistos en este primer módulo del curso, ha generado en mi particular interés la idea que introduce Marilina Lipsman en cuanto a que la evaluación es la instancia más pública y visible del proceso educativo.
En relación a las perspectivas para pensar la mediación tecnológica en las prácticas de evaluación, acorde los enfoques expuestos por la autora en su conferencia virtual en el marco de las Jornadas UBATIC+, pude entender las diversas facetas que puede tener la tecnología en dichos procesos.
Así, comprendí que la tecnología puede
cumplir una función de administración de la evaluación, centrándose en la
eficiencia, con experiencias tales como los verdadero o falso o las preguntas
de “multiple choice”, otorgándosele un rol netamente de administración.
Pero también visualicé nuevas perspectivas,
tales como la evaluación de tipo objetivo, que mantienen aún la expectativa de
la respuesta correcta a los problemas que se presentan. Entendí que estos
enfoques pueden resultar cerrados por esperar siempre una respuesta unívoca.
A
la vez, conocí el criterio que, a mi modo de ver, se erige como uno de los más
apropiados y productivos, que considera a la evaluación de los aprendizajes de
los estudiantes como fuente para diseñar la clase.
Tal vez este sea el modo más complejo de
concebirla y el de mayor demanda a nivel tiempo. Sin embargo, en este contexto,
los docentes son quienes realizan su aporte al diseño o desarrollo de la
enseñanza. De esta forma, se intenta, a través de la intervención puntual de
los profesores obtener la oportunidad de contar con las dificultades de los
alumnos durante toda la cursada y, desde allí, construir el discurso de la
clase siguiente.
Sin duda, esta última concepción se
vislumbra más compleja y elaborada, y aquí la evaluación se establece como la
columna vertebral de los procesos de enseñanza y aprendizaje.
